Ana y Alexander, una joven pareja indígena, viven en San Sebastián, un pueblo enclavado en las montañas del Altiplano Occidental de Guatemala. Pasan mucho tiempo en su cocina horneando. Hacen un gran equipo, con su hija Elena de 3 años ayudando a preparar un pastel popular llamado Tres Leches. Hornear es un nuevo esfuerzo para esta familia. Solían operar una pequeña cafetería, pero tuvieron que cerrarla cuando la pandemia de COVID-19 llegó a su comunidad. “Nuestros clientes se volvieron cada vez menos”, dijo Alexander, mientras medía los ingredientes. “Querían un tipo de servicio diferente y no estábamos preparados para esto”.