La selva amazónica es el bosque tropical más grande que queda en el mundo. Al absorber más del 3% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, contribuye a evitar los efectos más graves del cambio climático. Sin embargo, la deforestación impulsada por el uso insostenible de la tierra para la agricultura amenaza con convertir a la región en una productora de carbono. Este proyecto pretende reducir la deforestación impulsada por las materias primas (commodities) y las emisiones de gases de efecto invernadero que resultan de esta actividad, en las regiones de alta biodiversidad que proveen productos agrícolas a empresas internacionales y nacionales.